Trabajando con Jóvenes Rurales en América Latina: Una Revisión Crítica Necesaria

Colaboradores

Realidades Diversas

América Latina es una región con una enorme diversidad. Tenemos realidades concretas muy distintas unas de otras, jóvenes que pertenecen a sectores muy integrados de la economía agraria, jóvenes que realizan actividades sobre todo en el campo universitario en relación con el tema rural, y otros más excluidos. A esto se suman las diferencias étnicas, raciales, en términos de pertenencia a familias de distintos sectores y distintos niveles de ingreso; quienes se vinculan a experiencias de agricultura familiar, cooperativas, etc. Estamos hablando de juventudes muy diversas. Y, por si fuera poco, las distancias económicas y culturales que existen entre las regiones de América Latina, hacen realmente difícil poder hablar de estos temas sin tener en cuenta la diversidad de situaciones. 

“Si somos conscientes de que las juventudes rurales son muy diversas, es importante que nuestras experiencias e iniciativas programáticas reflejen esa diversidad y eludan el camino fácil de las respuestas homogéneas que, en realidad, apenas van a ser pertinentes para algún sector en particular.”

Hay, además, una necesidad muy grande e imperiosa de incidir de la mejor manera posible en las políticas públicas que tienen que ver con la juventud rural. Esto implica muchos desafíos, sin ninguna duda, y yo quisiera centrar aquí mis comentarios, porque considero que es donde puedo aportar en un foro de esta índole y ayudar a la reflexión colectiva en la materia. 

El primer punto, es que si somos conscientes de que las juventudes rurales son muy diversas, es importante que nuestras experiencias e iniciativas programáticas reflejen esa diversidad y eludan el camino fácil de las respuestas homogéneas que, en realidad, apenas van a ser pertinentes para algún sector en particular. 

En segundo lugar, si queremos que la diversidad de realidades sea tomada en consideración en otros círculos, circuitos o ámbitos, es imprescindible que los y las jóvenes rurales establezcan mecanismos de diálogo muy fluidos y dinámicos con otros jóvenes (de otros sectores) y a su vez con adultos, tanto en el medio rural como en el urbano, y sin duda con las instituciones que formulan políticas públicas.

“Hemos encontrado que hay, por lo menos, tres grandes miradas: (i) jóvenes como un grupo de riesgo; (ii) jóvenes como sujetos de derecho; y (iii) jóvenes como actores estratégicos del desarrollo.”

Miradas Diversas

En este sentido, quisiera aportar algo que hemos venido trabajando desde hace mucho tiempo y que me parece que es muy importante, cuando analizamos políticas públicas vinculadas con jóvenes rurales: cómo abordan o consideran a las juventudes estas políticas públicas. Hemos encontrado que hay por lo menos tres grandes miradas: (i) jóvenes como un grupo de riesgo; (ii) jóvenes como sujetos de derecho; y (iii) jóvenes como actores estratégicos del desarrollo.

Para muchas políticas públicas, las y los jóvenes rurales son un simple grupo de riesgo. Enfrentan dificultades de toda clase (pobreza, hambre, falta de acceso a la educación, desempleo, acceso precario a la salud y un largo etcétera en la materia). Por lo tanto, las políticas públicas se formulan en torno a tratar de prevenir esos riesgos y a atender las consecuencias cuando los riesgos ya están materializados. 

Pero lo fundamental es plantearse de qué manera se puede considerar cuando los riesgos fueron o son superados, y cómo se dimensionan los riesgos. Es toda una dinámica muy particular, muy perversa en muchos aspectos, que obliga a tratar de tener muy en consideración el enfoque de los derechos como norte.

En otros casos, las políticas públicas toman a los y las jóvenes rurales como a cualquier otra persona, independientemente de su edad, género, etc, como sujetos de derecho. Se parte de la base de que los y las jóvenes rurales tienen que tener garantizados una serie de derechos y las políticas públicas se formulan con esa mirada. Se tiene entonces una diferencia marcada, porque mientras en el enfoque de riesgo se trabaja con jóvenes en esa condición, en el enfoque de sujetos de derechos se trabaja con el conjunto de la juventud. 

Finalmente, está el enfoque que considera a las y los jóvenes como actores estratégicos de desarrollo. ¿Esto qué quiere decir?: que no solamente son un grupo de riesgo, ni solamente sujetos de derecho, sino que además pueden ser actores protagónicos del propio desarrollo (de sus medios rurales en este caso) y del desarrollo integral en nuestros países, ¿Por qué? 

Porque están más y mejor capacitados que cualquiera de las generaciones jóvenes anteriores, en tanto han tenido mucho más y mejor acceso a la educación, capacitación, preparación, etc., y a su vez tienen una relación mucho más dinámica y fluida con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Por lo tanto, están mucho más y mejor preparados que los adultos, para asumir muchas de las responsabilidades y los desafíos del siglo XXI. 

Con esta pandemia (COVID-19) hemos tenido que virtualizar la educación en casi todos nuestros países, y ha habido diferencias muy grandes en cuanto a los niveles de conectividad. Pero incluso en los países con buenas condiciones en cuanto a conectividad, los profesores no están preparados adecuadamente para poder utilizar ese tipo de herramientas, sobre todo los adultos y adultos mayores quienes tratan de hacer este tipo de tareas con mucho esfuerzo, pero que no lo logran tan bien como las juventudes y eso podría plantearse en cualquier esfera del desarrollo. 

“En política pública de juventud, deberíamos tratar de dotar de perspectiva generacional a todas las políticas públicas y no solo crear espacios específicos para la juventud”

Estrategias Diversas

Por tanto, es muy importante -en términos de qué hacer- identificar a los distintos actores que intervienen (institucionales, sociales, económicos, políticos, etc.) en este campo y entender con cuál de estas lógicas se trabaja en cada caso.

No sirve de nada, por ejemplo, (y esto es una lección aprendida a lo largo de los años) que las juventudes tengan una dinámica activa, efectiva, amistosa, fecunda en sí mismos, pero estén aislados del resto de la sociedad, algo que ocurre mucho más a menudo de lo que suponemos. ¿Por qué?

Porque durante décadas y décadas, en políticas públicas de juventud, nos hemos dedicado a crear espacios específicos para la juventud (institutos de la juventud, casas de la juventud, clubes juveniles, parlamento joven, tarjeta joven, etc.) con lo que -en muchos casos- hemos aislado más de lo que hemos integrado a las juventudes a las sociedades a las que pertenecen.

Frente a esto, importa tener como referencia el exitoso trabajo que han tenido las mujeres, que no se han enfocado en crear espacios específicos para la mujer, sino que han trabajado en el sentido de dotar de perspectiva de género a todas las políticas públicas, una estrategia totalmente distinta. Esto ha permitido avances muy notorios, muy superiores a los que se han alcanzado en el campo de las juventudes (aunque queda muchísimo trabajo por hacer para lograr la igualdad de género).

¿Qué moraleja se puede sacar de todo esto? Que, en política pública de juventud, deberíamos tratar de dotar de perspectiva generacional a todas las políticas públicas y no solo crear espacios específicos para la juventud. En ese sentido, importa revisar críticamente el empoderamiento de las juventudes, porque es muy importante que éste sea un empoderamiento relacionado, reconocido, valorado, en especial por las generaciones adultas. De lo contrario, empoderando a las y los jóvenes aisladamente, sin cambiar las mentalidades adultas y las relaciones con los adultos, es que esos jóvenes empoderados se van a dar contra una pared de adultos tradicionales que miran las cosas de otra manera y no se avanzará mucho.

“Es imprescindible ligar la crisis sanitaria de Covid-19 con la crisis ambiental en general, para mostrar que efectivamente estas crisis tienen componentes generacionales muy fuertes y hay que rediscutir la igualdad generacional en nuestras sociedades para poder hacerla mucho más efectiva”

Pandemia Sanitaria y Pandemia Climática

Finalmente, para cerrar, un “contrapunto” necesario en estos tiempos tan complejos. Como sabemos, la Covid-19 afecta principalmente a las personas adultas mayores y se expande exponencialmente en grandes entornos urbanos. Pero no se trata de una pandemia aislada: en realidad, está estrechamente vinculada a otra pandemias, en particular, las vinculadas con el ambiente: la crisis climática, la crisis ambiental, etc. Estamos, en este caso, ante una problemática que afecta mucho más a las generaciones jóvenes, que tendrán que pagar los costos de las actuales pandemias durante décadas. 

Entonces, es imprescindible ligar la crisis sanitaria de Covid-19 con la crisis ambiental en general, para mostrar que efectivamente estas crisis tienen componentes generacionales muy fuertes y hay que rediscutir la igualdad generacional en nuestras sociedades para poder hacerla mucho más efectiva, y hacerlo en cosas tan concretas como ¿por qué la herencia de la tierra se tiene que postergar hasta la muerte de los padres de las juventudes?; ¿por qué no puede haber mecanismos de herencias anticipadas? Si asumimos que las juventudes están mejor preparadas que sus padres (inclusive para administrar sus tierras y participar en cooperativas agrarias, etc.) la respuesta es clara. 

Por tanto, hay que repensar mucho el tema de lo generacional, y a estos efectos yo diría -como recomendación para el IICA- que es importantísimo que las juventudes participen de foros generales en términos de las dinámicas rurales y que además se converse mucho con adultos también de la temática de las juventudes. No aislar, no separar, , sino también fomentar los espacios heterogéneos. Es imprescindible que las personas adultas discutan sobre la situación de las juventudes y es imprescindible que las juventudes participen de las instancias de toma de decisiones que en general dominan las personas adultas. 

Luego, en este marco estratégico revisado, se puede entrar -como se hace tradicionalmente- en terrenos más específicos (capacitación, asistencia técnica, créditos y todos los otros aspectos que -particularmente- hacen al vínculo de las juventudes rurales con la producción agraria) pero incluyendo en paralelo las otras muchas facetas de su vida cotidiana (afectividades, recreación, vínculos, etc.) tan o más importantes que el específico vínculo con las actividades productivas.

 

Ernesto RodríguezErnesto Rodríguez es Sociólogo, especialista en juventudes y Director del Centro Latinoamericano sobre Juventud (CELAJU) de Uruguay (www.celaju.net)


 

 

Nota: Las opiniones expresadas en este blog son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la opinión del IICA.

 

Editores