El COVID-19: ¿Cómo transitar de la crisis hacia cambios profundos y positivos?

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El mundo actual está hiperconectado. Es quizás uno de los principales cambios con respecto al mundo de sólo unas décadas atrás. Entender hoy los efectos de la pandemia Covid-19 requiere tener claro los crecientes efectos que un mundo hiperconectado tiene sobre los flujos de bienes, de servicios, de personas, pero también de ideas, creencias, valores, sueños… pestes, y las múltiples variantes de ataques terroristas o cibernéticos que seguirán ocurriendo. Pero la crisis actual nos está indicando que además de hiperconectado, el mundo tiende a ser por momentos hipercontagioso. Esto es, un mundo en el que las tecnologías permiten atravesar muy rápido y en forma efectiva todo tipo de fronteras, incluyendo las culturales. 

Son, las antes mencionadas, dos cualidades que tornan poco recomendable la pretensión que un país pudiera hoy aislarse de su contexto global o regional.

Entender todos los factores que han conducido a la actual crisis sistémica global es esencial cuando se aspira a superarla. Difícil sería limitar la génesis del proceso a un solo factor. Para encararla en la perspectiva de un país en forma oportuna y, eventualmente con éxito, es necesario tener diagnósticos lo más precisos posible sobre sus efectos actuales y potenciales y, además, acceso a información correcta y de calidad, por lo tanto confiable, de cómo la están encarando otros países y regiones. 

De ahí la importancia de que funcionarios, empresarios, dirigentes sociales y especialistas de nuestros países, concentren su atención en el análisis de la situación internacional, y de sus múltiples impactos –actuales y previsibles- en cada uno de los otros países de la región. Es una atención que deberá estar concentrada en cada sector, sin dejar de tener en cuenta los efectos en cadena que una crisis sistémica como la actual puede tener sobre múltiples sectores a la vez. Es, por cierto, el caso del sector agroalimentario en todas sus conexiones y desdoblamientos, incluyendo los encadenamientos productivos. Y es una atención que deberá reconocer la dinámica de este tipo de crisis y, por ende, la necesidad de revisar continuamente los diagnósticos y cursos de acción que se tracen. A veces se pueden volver obsoletos a los pocos días de concluidos.

También implica tener una gran capacidad de concertación de intereses diferentes, que se exteriorice en todos los niveles involucrados en una crisis como la actual, que son el global, el regional y el propio de cada país. Cada uno de ellos puede requerir diversos desdoblamientos, si es que se aspira a entender realmente los desarrollos actuales de esta crisis sistémica y, en particular, los potenciales.

No es, por lo tanto, una crisis que se preste a enfoques simplistas, unidimensionales y sobre todo, estáticos. Por el contrario, su abordaje requerirá entender todas sus múltiples y profundas complejidades, aun cuando ellas requieran dejar de lado conceptos y marcos teóricos provenientes de otros momentos históricos. Implica, por lo tanto, colocar el análisis de la actual crisis global y los cursos de acción que eventualmente se privilegien, en el marco de una interpretación correcta de los profundos cambios que se están produciendo en el sistema internacional. 

El comercio internacional, en todos sus sectores y sus protagonistas, no dejará de evidenciar los efectos de esta crisis, tanto a nivel global, regional y de cada uno de los países. De allí la importancia de tener información actualizada y de calidad sobre la pandemia, incluyendo los efectos actuales y potenciales que ya se pueden percibir en el comercio regional y en la integración latinoamericana. 

Como también lo es el poseer información actualizada sobre sus impactos en los respectivos procesos regionales de integración, comenzando por el Mercosur, la Unión Europea, el CARICOM, el MCCA y la Alianza del Pacífico (o sea, los que mayor impacto pueden tener sobre nuestra región), como así también en los ámbitos institucionales de alcance mundial, en especial la Organización Mundial del Comercio (OMC). 

Es muy posible, además, que la actual pandemia ponga en evidencia la necesidad de introducir innovaciones en las instituciones (sistemas de decisión, de gestión y de producción de reglas de juego) de la gobernanza global y regional, cuyos alcances se podrán ir definiendo en los próximos meses con base en la experiencia que se acumule. Tendrán que ser innovaciones orientada a facilitar la concertación de visiones e intereses, entre todos los protagonistas, tanto gubernamentales, empresariales y sociales.

Como conclusión de esta primera aproximación, información de calidad que refleje la pluralidad de visiones entre todos los sectores, diagnósticos precisos, y concertación eficaz de la diversidad de intereses en juego, son entonces tres recomendaciones que pueden tornar efectiva la voluntad política y social de transformar la actual crisis global en un factor de cambio profundo y positivo en los países de la región, incluyendo por cierto sus sectores agroalimentarios, y en sus respectivos procesos de integración económica.

 

Félix Peña, Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC y Director Maestría Relaciones Comerciales Internacionales de la UNTREF, Argentina. VicePresidente del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CAR). 

 

Nota: Las opiniones expresadas en este Blog son responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la opinión del IICA.