COP 27: El rol de las energías renovables en la descarbonización

La próxima Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático nos invita a reflexionar sobre las urgencias asociadas a la crisis climática. Si bien las publicaciones científicas son contundentes y recurrentes, es importante recordar los grandes números vinculados a la problemática y las estrategias para hacerle frente.
 

Un escenario de aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y agudización de los impactos climáticos

Ante todo, cabe destacar que la última alerta climática de la Organización Meteorológica Mundial (agosto 2022), advierte sobre el hecho de que los fenómenos meteorológicos extremos y los impactos climáticos se están agravando, siendo especialmente importantes para la ruralidad (aunque no los únicos) las mega sequías y las precipitaciones extremas.

En tal sentido, las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera están empujando al planeta a un territorio desconocido, ya que en la última década se han incrementado la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos.

Tras más de un siglo y medio de desarrollo económico basado en las energías fósiles, la temperatura del planeta ha subido 1,1 º C, multiplicando las sequías, las tormentas y las inundaciones. Según el Observatorio de la US National Oceanic and Atmospheric Administration, instalado en 1956, los incrementos en los niveles acumulados de CO2 equivalentes han sido tan considerables que en agosto de 2022 el planeta estaba a apenas 33 ppm (partes por millón) para llegar a la barrera de los 450 ppm, a partir de la cual se incrementa considerablemente la probabilidad de un aumento de la temperatura global por encima de los 2 grados Celsius.  Cabe recordar que durante la primera reunión de la COP-1, en 1995, las emisiones acumuladas eran 360 ppm, o sea 57 ppm menos que los actuales 417.

De acuerdo con el Global Monitoring Laboratory (2022) al ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), cruzaríamos la barrera de 450 ppm en 15 años.  La reciente alerta del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, agosto 2022) señala que los países retrasaron tanto la reducción de sus emisiones de combustibles fósiles que ya no puede evitar que el calentamiento global se intensifique en los próximos 30 años, aunque todavía hay una ventana para evitar un futuro más preocupante. 

¿Cuál es el rol que el sector energético debe cumplir en la descarbonización para evitar este escenario?

Antes que nada, es importante destacar que el sector energético es la fuente de aproximadamente tres cuartas partes de las emisiones globales anuales de gases de efecto invernadero. Disminuir estas emisiones antes del 2050 es clave para evitar que la temperatura suba más de 1,5 °C. De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía en su documento “Net zero by 2050” (2021), para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados no se deben desarrollar nuevos yacimientos de fósiles ni construir nuevas centrales eléctricas de carbón. Además, se requiere una transformación integral de la producción, transporte y utilización de la energía, apuntando a medidas de eficiencia energética con el objetivo de reducir el consumo energético un 7,5% para el 2050 en comparación con el 2020.

Asimismo, es importante mencionar que lograr emisiones netas neutras de gases de efecto invernadero en el sector energético al 2050 requiere nuevas tecnologías que aún no están en el mercado. Serán necesarias inversiones en mejores baterías, hidrógeno, y en la captura y almacenaje de CO2. 

Una de las medidas más relevantes será modificar drásticamente la matriz de consumo mundial de energía, reduciendo la participación de los combustibles fósiles del actual 79% a un 23% al 2050 e incrementando las energías renovables del 26% al 66% en el mismo período.

Ilustración 1: Matriz mundial de consumo de energía (en %)
 

Esta medida de masificar las energías renovables se da en un marco de fuertes reducciones en los costos de generación de las principales energías renovables (bioenergías, solar y eólica) que las coloca en márgenes competitivos frente a sus competidoras fósiles. Para masificar el uso de las energías renovables y promover su competitividad serán fundamentales medidas impositivas sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (Carbon Tax y otras). 

Ilustración 2: Evolución de costos de energías renovables versus fósiles

A pesar de que las medidas anunciadas por la Agencia Internacional de Energía no son un escenario unívoco de acción, estas marcan la magnitud de los desafíos para los años venideros.

El sector agrícola está siendo severamente afectado por el cambio climático y puede ser parte de la solución ofreciendo bioenergías y tierras para el desarrollo de energías renovables, además de propiciar medidas de eficiencia energética. Sin embargo, no solamente el mundo rural sino el planeta entero sufre las consecuencias: de acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (2022) cuatro de cada diez personas son vulnerables al cambio climático, es decir más de 3.300 millones de personas. 

La próxima COP en Egipto debe servir para profundizar los esfuerzos globales en la lucha contra el cambio climático, con un foco muy importante en el rol del sector energético y en las soluciones que el sector agropecuario puede aportar. 

Agustín Torroba es Magister en Energías, especialista Internacional en Biocombustibles, Programa de Innovación y Bioeconomía del IICA.

Nota: Las opiniones expresadas en este blog son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la opinión del IICA.