“Son los primeros países en implementar la certificación fitosanitaria electrónica para la totalidad del intercambio comercial de vegetales.” |
Argentina y Chile son los primeros países en implementar la certificación fitosanitaria electrónica para la totalidad del intercambio comercial de vegetales.
Las Organizaciones Nacionales de Protección Fitosanitaria – ONPF – no han sido ajenas al impacto que la pandemia causada por COVID 19 ha tenido en los sistemas y servicios de todo el mundo a inicios del 2020. En este caso, cabe mencionar el efecto que las medidas de aislamiento social preventivo adoptadas por la mayoría de los países han tenido y tienen en todos los sistemas, incluida la logística ligada al comercio exterior y el proceso de tramitación, emisión e intercambio del Certificado Fitosanitario (CF).
Desde el inicio de la pandemia los Ministerios de Agricultura de Chile y Argentina, de la misma manera que hicieron todos los países de la región, le atribuyeron carácter de esencial a la producción y el comercio de alimentos, preocupándose así por contribuir a garantizar el abastecimiento de alimentos en el nivel nacional, regional e internacional.
Motivados principalmente por objetivos de eficiencia, seguridad y cuidado del ambiente, Chile y Argentina comenzaron antes de 2018 a adecuar sus sistemas y en ese año iniciaron los primeros intercambios de prueba de certificados fitosanitarios electrónicos (CFE) emitidos por ambos países. Desde ese momento se enfocaron en ajustes al sistema de transmisión (XLM) y de los visualizadores de ambos países para los procesos de importación y exportación en frontera. En 2019 se avanzó con ajustes y actualización de los sistemas y se realizaron pruebas cuantitativas y cualitativas con el propósito de determinar la estabilidad de la transmisión y la calidad de la data transmitida, todo lo cual es importante para mantener la fluidez del comercio y evitar demoras innecesarias en los puntos de ingreso. La implementación de este sistema estuvo desde su inicio enmarcada en los lineamientos y desarrollos efectuados por la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria – CIPF.
Con relación al comercio, principalmente regional e internacional, el contexto mundial de la pandemia causada por COVID - 19 se caracterizó además por la incertidumbre y en muchos casos por la falta de protocolos que contemplaran las dificultades que en todos los ámbitos se presentaban. Las ONPF se enfrentaron al múltiple desafío de proteger la salud de su personal y proveer un sistema de certificación que evite demoras innecesarias en el comercio y mantenga los niveles de seguridad mínimos necesarios.
Los múltiples desafíos a que se enfrentaron las ONPF ante la pantemia "fueron los que motivaron a Chile y Argentina para acelerar las pruebas y adecuaciones necesarias que les permitió el 4 de mayo tener finalmente en pleno funcionamiento el sistema ePhyto.” |
Estos desafíos fueron los que motivaron a Chile y Argentina para acelerar las pruebas y adecuaciones necesarias que les permitió el 4 de mayo tener finalmente en pleno funcionamiento el sistema ePhyto. Este sistema de intercambio les permite amparar la totalidad del comercio de productos vegetales reglamentados entre los dos países mediante la certificación fitosanitaria electrónica, convirtiéndose en el primer caso internacional.
Como indicadores de impacto de este nuevo sistema implementado por SENASA de Argentina y SAG de Chile, puede señalarse que un volumen de 3 000 000 toneladas anuales de productos y subproductos de origen vegetal podrán tener su certificación fitosanitaria sin que sea necesario emitir un solo certificado en papel; esto implica, a partir de mayo 2020, una reducción anual de más de 7 000 certificados en papel con respecto a años anteriores.
Este sistema contribuye en ambos países con importantes avances en cuestiones sustanciales de diversos ámbitos como:
- Proteger la salud de todos los actores, públicos y privados, involucrados en el comercio de vegetales entre ambos países.
- Minimizar complicaciones logísticas en el comercio exterior de alimentos lo cual contribuye a su vez a mantener los mercados abastecidos y atenuar dificultades en el acceso de alimentos a los mismos.
- Mantener y mejorar la fluidez del comercio internacional, evitando demoras indebidas, incluso en plena situación de crisis.
- Mejoras para el medio ambiente por la eliminación del uso del papel.
- Mejoras en los procedimientos de verificación documental y certificación, en beneficio de los usuarios de ambos países, en especial en plena crisis del COVID 19.
- Mejoras en la seguridad de la emisión e intercambio de certificados internacionales.
- Significativa reducción de los costos que involucran la impresión del certificado en papel y sus medidas de seguridad e incluso costos de envío de documentación.
- Facilitación del comercio entre ambos países y experiencia para implementarlo con otros países.
En el ámbito internacional, tanto la Organización Mundial de Comercio – OMC – como la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria – CIPF – destacaron el tema asignándole importancia al hecho en sí y al carácter de pioneros de ambos países en el tema.
La implementación plena y permanente de ePhyto por ambos países para el intercambio de productos vegetales contribuyó a dinamizar su implementación a nivel internacional. Como ejemplo, recientemente la Unión Europea (UE) informó que su sistema TRACES para las importaciones comenzó a recibir certificados fitosanitarios a través del Hub de la IPPC que aloja el sistema. Por otra parte, animó a países que habían iniciado el proceso a acelerar su implementación.
“La implementación plena y permanente de ePhyto por ambos países para el intercambio de productos vegetales contribuyó a dinamizar su implementación a nivel internacional.” |
Entre los desafíos futuros se identifica seguir sumando países que completen la implementación de la solución ePhyto, para que de esta manera se amplíe su utilización y se alcance el objetivo del sistema funcionando ampliamente a nivel internacional. Entre las prioridades está el trabajo regional, que se está desarrollando en este ámbito a través de Comité de Sanidad Vegetal del Sur - COSAVE.
Otro desafío en el ámbito internacional es alcanzar la sustentabilidad financiera del funcionamiento del Hub de la CIPF. En la actualidad la CIPF está concluyendo la ejecución de un proyecto internacional financiado por el Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (conocido como STDF por sus siglas en inglés), que posibilitó su inicio y desarrollo así como sostener su funcionamiento y actualización. Para ello, la CIPF se encuentra analizando diferentes estrategias de financiamiento, algunas de las cuales consideran aportes directos de los países y el pago de una tasa por certificado electrónico, entre otras opciones alternativas.
Este caso puede analizarse como un desafío que se convirtió en oportunidad a partir del COVID – 19 y enmarcado dentro del fortalecimiento de servicios de protección vegetal.
Rodrigo Astete Rocha es Jefe de División de Protección Agrícola y Forestal del SAG, Chile.
Diego Quiroga es Director Nacional de Protección Vegetal - DNPV. SENASA Argentina.
Guillermo Rossi es Profesional DNPV de SENASA Argentina
María de Lourdes Fonalleras es Especialista Internacional del Programa SAIA, IICA.
Colaboración de Ana Marisa Cordero. Especialista a cargo de la gerencia del Programa SAIA del IICA.
Nota: Las opiniones expresadas en este blog son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente la opinión del IICA.
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