Tendencias y desafíos para el sistema agroalimentario: miradas antes y después del COVID 19

Colaboradores

El paradigma

Hasta finales del recién terminado 2019 había prácticamente un consenso entre los estudiosos, los especialistas, los tomadores de decisiones políticas, los inversionistas, la comunidad internacional y los actores directos sobre los mayores desafíos del sistema agroalimentario mundial y de América Latina y las tendencias que marcaban y marcarían su desarrollo en el mediano plazo.

Antes del COVID-19, la globalización, la apertura de los mercados, el comercio internacional, la competitividad y la concentración se aceptaban como base del marco político, institucional y operativo del paradigma dominante.

Había venido tomando espacio la propuesta de evaluar a la agricultura, no solo por su importancia económica sectorial, sino también por lo que generaba valor agregado a lo largo de la cadena producción-consumo. La globalización, la apertura de los mercados, el comercio internacional, la competitividad y la concentración se aceptaban como base del marco político, institucional y operativo del paradigma dominante en el sistema de producción, comercialización, distribución y consumo de alimentos.

Había consenso sobre los desafíos que implica la adaptación y la mitigación al incremento de ciclos e intensidad de eventos climáticos extremos; era reconocida la necesidad imperiosa de mejorar la gestión de agua, suelos y biodiversidad nativa, como estrategias para preservar recursos naturales, incluida flora y fauna. Al mismo tiempo se manifestaban preocupaciones sobre la capacidad de los sistemas alimentarios y agrícolas de cubrir las necesidades de los nueve mil millones de personas que habitarían este planeta en 30 años, y como hacerlo con una menor cantidad de recursos naturales, y movilizando una ingente cantidad de inversiones y gasto en protección social para aumentar el acceso a los alimentos en tal forma que se pudiera lograr la meta de erradicar la pobreza extrema y el hambre para 2030.

No había discusión sobre lo que implicaban para el sistema agroalimentario las proyecciones de crecimiento de la población, la urbanización y el aumento en los ingresos, favoreciéndose el consumo de alimentos procesados y proteínas de origen animal. Se aceptaba cierta incertidumbre alrededor de la demanda de biocombustibles, la crisis financiera internacional y la volatilidad de los precios de los principales commodities agrícolas. Algunos especialistas en sanidad animal llamaban la atención sobre el riesgo para la salud humana de las enfermedades animales, debido a la creciente resistencia de bacterias, parásitos, virus y hongos a los medicamentos y se recordaba la ocurrencia de pandemias relativamente recientes producto de enfermedades de animales como la encefalopatía espongiforme bovina, la fiebre aftosa, la gripe aviar y la gripe porcina.

El agente disparador

En el primer trimestre de 2020 hemos sido testigos del proceso de identificación y caracterización del virus COVID 19, del aprendizaje sobre su comportamiento, los vectores de transmisión, su potencial de contagio, su período de incubación, sus manifestaciones en la salud humana, y la prueba de medios para ralentizar el contagio, para tratar su sintomatología, evitar su hospitalización y tratar de vencer su letalidad.

Producto de ese elemento y del proceso generado, comportamientos dominantes del ser humano en sociedad tales como la soberbia, la codicia, la auto suficiencia, las ansias de poder, las diferencias políticas e ideológicas cada vez más polarizadas, la depredación incontenible de los recursos naturales y de nuestro hábitat, el egoísmo, la indiferencia, la segregación y la exclusión, fueron superadas y puestas en su verdadera magnitud, ante condiciones como el riesgo, la vulnerabilidad y el miedo. La vida y su protección se impusieron sobre todo, por lo menos en la etapa de contención de la pandemia.

Al mismo tiempo, el fenómeno nos ha acercado y le hemos visto el rostro a los eslabones más pobres de la cadena alimentaria, a los “actores”, hombres, mujeres y muchas veces ancianos y niños, que se ganan la vida día a día, como vendedores ambulantes, transportistas, acarreadores de la última milla de las cadenas tradicionales y masivas de producción-consumo, como cocineros y vendedores de comida callejera, como fami y microempresarios de manufacturas de panes, quesos, dulces, harinas, salsas, etc. Aunados a ellos, hombres y mujeres mayores de 70 años y menores con enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y la obesidad; los desplazados involuntarios y migrantes, y los sin techo, quienes también son actores de ese sistema de producción y consumo.

"El fenómeno nos ha acercado y le hemos visto el rostro a los eslabones más pobres de la cadena alimentaria"

Se ha hecho evidente la inseguridad alimentaria y nutricional, resultando claro que no todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias. Por el momento, dentro del contexto del COVID 19, esta situación obedece principalmente a falencias, tanto en el componente de disponibilidad de alimentos, como en el de acceso y consumo de ellos. Las limitaciones en disponibilidad, inicialmente transitorias, podrían convertirse en cíclicas o permanentes, como efecto de la disminución en los recursos económicos de asalariados o trabajadores por cuenta propia. En el acceso, por la perspectiva de ausencia de renta en sectores urbanos de economía informal y rebusque diario, para alimentarse con regularidad, calidad y dignidad. En el consumo, por el riesgo de que bajen o se acaben las existencias alimentarias en los hogares de población vulnerable.

Un ambiente propicio y retador para revisar, reflexionar y replantear acciones

Derivado de ello, emergen señales, lecciones y aprendizajes que ayudan a enriquecer y actualizar diagnósticos, proyecciones, previsiones, perspectivas, planes y acciones, en lo posible de corto y, seguramente más viables en un mediano plazo, en el sistema agroalimentario de las Américas, tanto en el orden regional, como en el nacional y subnacional,

  • De carácter general:
  1. La evidencia validada que la agricultura y las cadenas articuladas con ella, más que actividades económicas, son servicios estratégicos esenciales, reconocidos como tales al ser incluidos dentro las exenciones a las medidas de cuarentena e inamovilidad en la mayoría de los países. Esta condición no se otorga solo por generar divisas y aportar a la creación de riqueza, además de la generación de puestos de trabajo, sino también porque ofrece medios de vida a parte de la población vulnerable y a negocios informales con potencial de formalización y, ante todo, por ser columna vertebral de la seguridad y la soberanía alimentaria.
  2. Lo paradójico y oportuno de esta crisis que tiene en el aislamiento social una de sus mejores armas, es que de ese entorno hayan surgido estrategias de asociatividad que han permitido que negocios y consumidores se adapten a las condiciones que impone la inamovilidad y la cuarentena, en aspectos como abastecimiento y financiamiento para satisfacer necesidades de alimentos.

"Ahora se reconoce más a la agricultura como columna vertebral de la seguridad y la soberanía alimentaria"

  • Relacionadas con el consumo, las percepciones y las actitudes de los consumidores:
  1. Los probables próximos cambios de consumo y la adopción de nuevos hábitos, incluido un incremento en la proporción en el gasto en alimentación, frente a la disminución en otros rubros.
  2. El rescate de la preparación de la comida y su consumo como medio de integrar y fortalecer lazos de familia, vecindad y amistad.
  3. La valorización de la información, el conocimiento técnico y su transmisión asertiva por parte de científicos y especialistas. Junto con ello y como complementación a lo mismo, ha emergido la necesidad de un mayor criterio, elementos y suspicacia para preferir fuentes serias y creíbles, incluidas redes sociales, influencer, youtuber y food blogger. Se vislumbra un mayor control social a las “fake news” y un proceso en marcha por preferir estar comunicado a estar conectado.
  4. La confirmación del aumento de la conciencia por el cuidado y la preservación del ambiente, soportada entre otros aspectos, por las evidencias irrefutables de las ventajas de las reducciones de emisiones, residuos, ruidos y otros factores perturbadores de la naturaleza en sus diversas manifestaciones.
  5. Una indudable ganadora, la importancia de acciones permanentes fáciles, como el lavado de manos, como parte de la creciente preocupación por la higiene y la sanidad de los alimentos. Junto con ello, la irreemplazable importancia del agua limpia y con acceso permanente para la higiene, la salud, además de la alimentación y la producción de alimentos.
  6. El espacio que van a tener estrategias e instrumentos relacionados con la trazabilidad y el seguimiento a la cadena de producción y consumo de alimentos.
  7. La visibilización de la tercera edad, como un interesante y creciente segmento de población, tradicionalmente no objeto relevante de desarrollo de productos y servicios con altos estándares de calidad en presentación, oportunidad, facilidad y prestigio social.
  • Relacionados con la logística en la cadena de distribución y comercialización:
  1. La relevancia de los servicios de transporte, almacenamiento y de la logística para conectar oferta con demanda. El papel de las personas en ese contexto; la escasez de alimentos no ha sido hasta ahora el principal problema de la crisis. El riesgo es que no pueden llegar a todos los consumidores por las restricciones en movilidad y los cambios en los puntos de venta, distribución y consumo (ver blog sobre comercialización en Argentina).
  2. La importancia de la diversificación en la provisión y origen de insumos y materiales básicos para equipos e insumos, así como de los mercados de destino de los productos orientados a los mercados internacionales.
  3. La valorización de los canales y los circuitos de distribución de alimentos. Dentro de estos, el reconocimiento a la importancia de contar con circuitos cortos de comercialización, fortalecidos con relaciones de confianza y cercanía, incluyendo dentro de ellos a los servicios de alimentación.
  4. La oportunidad para los productos que se diferencian en los mercados por su origen, medios de procesamiento y actores que intervienen. Como parte importante para la consolidación de esta oferta, la importancia de la promoción y normalización de la Certificación Participativa de Garantía en la que los actores del circuito comercial reconocen la calidad de la oferta como producto de la confianza, las redes sociales de proximidad y el intercambio de conocimiento.
  5. La adaptación y apropiación de distribuidores minoristas y puntos de venta de barrio, tanto de productos frescos, como de alimentos procesados y comidas, de plataformas y aplicaciones por celular para el despacho a domicilio, que compiten con las marcas ya posicionadas en esa categoría.

"Con la crisis se reconoce la importancia de contar con circuitos cortos de comercialización, fortalecidos con relaciones de confianza y cercanía, incluyendo dentro de ellos a los servicios de alimentación"

  • Relacionados con el papel del estado:
  1. Reconocimiento del papel del estado y revalorización de los liderazgos públicos para la atención de riesgos y crisis multinacionales y globales del orden social, económico y ambiental. Evidencia de la necesidad de fortalecimiento de sus capacidades y recursos para la atención de necesidades básicas y el apoyo a las poblaciones, actividades y territorios vulnerables, incluyendo el grupo creciente de desplazados y migrantes por necesidad. Estos requerimientos encuentran en los mercados institucionales y en los programas de ayuda directo, canales apropiados para llegar a esas personas.
  2. Evidencia que la sola capacidad del sector público no es suficiente para atender los desafíos vitales de las sociedades. Se requiere y se ha mostrado que tienen validez y son efectivas las iniciativas que vinculan a los sectores públicos y privados y a la sociedad civil, en forma participativa, coordinada y organizada.
  3. El aprovechamiento que debería darse a las evidencias sobre la importancia de la formalización en la cadena alimenticia, incluida la bancarización electrónica. Resulta evidente y se aprecia lo que valoran los usuarios la flexibilización de condiciones y la agilización de trámites.
  4. Urgencia de abocar con decisión la definición de políticas de tierra, que permita dar mayor incentivo a la formalización de capitales, que a su vez genera mayor acceso a servicios de financiamiento y nuevas inversiones, propias o de terceros.

 *Hernando Riveros es consultor, exfuncionario del IICA. Sus áreas de especialización son: agregado de valor a productos de origen agropecuario, gestión de cadenas y circuitos agroalimentarios, vinculación de la agricultura familiar y la PYME rural con los mercados y la dinamización económica local en procesos de desarrollo territorial.

 

Nota: Las opiniones expresadas en este Blog son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la opinión del IICA.

 

Comentarios del blog

Alberto Lora
Sáb, 18/04/2020 - 11:31

Un punto de vista interesante sobre aquella transformación necesaria en la agricultura por su importancia social y económica. Aspectos como el medio ambiente, el acceso a los alimentos, la incouidad de los mismos, la logistica, el origen de los alimentos, los alimentos orgánicos, la tenencia de la tierra son fundamentales para valorar esta actividad en su justa dimensión. Las producciones a gran escala de cereales, frutas, hortalizas y demás alimentos aunque son necesarias para atender la demanda de una población creciente, tienen que empezar a ser vistas de otra manera y el consumidor cada vez más tendrá mayor conciencia y decidirá sobre el futuro de esas producciones al decidir que comprar que cumpla con sus principios éticos frente a la naturaleza y a su propio ser.

Marcelo Champredonde
Sáb, 18/04/2020 - 18:23

Muy interesante y muy completa (como siempre) la visión de Hernando sobre los nuevos desafíos.
Con el espíritu de aportar al debate, considero que si muchas visiones previas a esta situación convergían en considerar como ejes de reflexión a la competitividad de las cadenas, creo que en esta nueva etapa deberíamos apoyarnos más en conceptos como el de efectividad en el alcance de los objetivos colectivos. Según Hermes Morales Groscopff, el concepto de eficiencia se refiere a la relación entre los recursos utilizados en un proceso y el resultado obtenido, y el de efectividad considera en qué medida los procesos (productivos y/o comerciales) permiten alcanzar los objetivos de los actores que los implementan. Entiendo que el planteo de Hernando Riveros para la nueva etapa, propone poner mas el foco en las personas que habitan los territorios, especialmente las poblaciones más vulnerables. El conceptos de efectividad nos ayudaría a enfocarse más en los objetivos, focalizados éstos en los territorio (con sus factores humanos y biofísicos) como los beneficiarios de los esfuerzos productivos y comerciales.
Por otra parte, desde las visiones más productivistas el concepto de eficiencia ha sido la bandera de procesos de industrialización de la agricultura, con los efectos mencionados sobre la biodiversidad (incluso a nivel de las especies domesticadas), los saberes y los sabores locales, el vaciamiento de los ámbitos rurales, la contaminación del ambiente, etc... Quizás sea mejor concentrarnos en las actividades y en la forma de llevar adelante los procesos que nos permiten ser efectivos en el logro de los objetivos planteados en la reflexión central de este foro.
Un elemento esperanzador en ese sentido, es que en diversos países, inclusive en Argentina donde vivo, se viene constatando un aumento en la conciencia sobre el impacto ambiental y social de la producción de alimentos, acompañado de un crecimiento en la producción agro-ecológica y de los circuitos cortos (especialmente las ferias) que ofrecen este tipo de productos. Lamentablemente en algunos países y regiones, a partir del Covid 19, se limitaron más la organización de ferias locales, que el acceso a Supermercados o espacios cerrados.
Un tema que me gustaría que se aborde con más profundidad es el del impacto de la formalización comercial de las producciones de la Agricultura Familiar. En países con una presión impositiva tan alta como Argentina y con servicios caros en la implementación de pago electrónico, podrían existir algunas amenazas asociadas a ese tipo de evoluciones ...
Muchas gracias por las reflexiones y por esta oportunidad de intercambiar.

monica medelius
Sáb, 18/04/2020 - 18:48

Concuerdo con el comentario del señor Lora respecto al importante papel que tenemos los consumidores para contribuir a atender los desafíos que se mencionan en el artículo

Hernando Riveros
Sáb, 18/04/2020 - 20:19

Gracias a las manifestaciones de Mónica, Alberto y Marcelo.

Voy a detenerme rápidamente en la reflexión de Marcelo, quien siempre es un activo y valioso interlocutor en estos espacios y con quien siempre se aprende, más si no se está de acuerdo con su opinión. En este caso concuerdo plenamente en que la nueva visión a impulsar es la de colocar como objeto central del sistema a las personas (disponibilidad, acceso al alimento y su aprovechamiento y satisfacción, ... por parte del consumidor; bienestar, seguridad, pago justo al trabajador, ..., ; utilidades de los inversionistas a lo largo de la cadena; bienestar del productor y su familia, vida digna, participación equitativa en la formación del precio final de los productos, ... por parte de los y las agricultore(a)s y un largo etc, etc, etc, ) frente a indicadores de su comportamiento (participación en las exportaciones totales, participación en los mercados, generación de divisas, participación en la formación del PBI, rendimientos de la inversión, productividad de los factores de producción, ...y otro largo etc, etc, etc).

Una nueva situación que nos coloca la presencia del COVID 10 en el sistema agroalimentario, es relacionado con los puntos de distribución y comercialización, mencionados por Marcelo. En los análisis sectoriales predominantes, desde hace 30 años o más en la América Latina, se enfatiza en la evolución, crecimiento y preponderancia de grandes actores como las cadenas de supermercados, señalando su éxito con base en la proporción de productos que se comercializan por estos canales, que puede ser el 30, el 50 o el 70% del total; hoy con las restricciones en circulación y la distancia mínima social, las peligrosas aglomeraciones no se han dado en ese canal y todos las alertas están puestas en las plazas de mercados. Resulta que allí se venden menos productos, pero acuden más personas y con mas frecuencia, así que las exigencias de buenas prácticas, higiene e inocuidad resultan más críticas, en donde menos se han exigido, apoyado, fomentado.

Joaquin Arias
Dom, 19/04/2020 - 09:02

El Blog de Hernando, los intercambios generados, más el Blog de Carlos Pomareda y otros, me animan también a opinar (y en extenso, disculpas anticipadas).  Confieso que me inundan temores de que crisis como esta nos lleve a retroceder en los aprendizajes que la humanidad ha tenido hasta ahora, sin negar que es necesario un replanteamiento del modelo, que debe hacerse con el respaldo de la mayor evidencia posible.  Me refiero a que la pandemia provoque cuestionar lo bueno de la globalización, el rol de los mercados y conceptos como competitividad o ventajas comparativas.  Ya se ve como hay gobiernos imponiendo restricciones a las exportaciones o fijación de precios, que sabemos por lecciones del pasado, entre ellas la gran crisis financiera, traería peores consecuencias, elevando los precios y generando escasez cuando no la hay. Vale la pena recordar, por ejemplo, que la subida de los precios del arroz durante la mencionada crisis fue provocada más por las políticas que por la crisis misma (el Blog de Ana García y Anabel González ilustran bien este tema).

Restarles importancia a conceptos de competitividad o de ventajas comparativas porque hay que darle espacio a otros como autosuficiencia, soberanía, etc., o porque hay que realzar otros como equidad social, sería altamente contraproducente y por lo tanto no ayudarían en nada a lograr eficiencia o efectividad como se propone arriba. La población mundial aumenta a niveles imposibles de sostener si no procuramos utilizar los recursos del planeta de la manera más productiva, competitiva, eficiente, inteligente y responsable.   Un enfoque de sistemas haría posible balancear esos objetivos.  

Quiero decir que no tenemos que retroceder o dejar de hacer aquello que funciona.  Sí estoy totalmente de acuerdo en la necesidad de replantearse muchas cosas si queremos aprender de crisis como esta.  Una que a la sociedad como un todo le ha resultado difícil aprender y balancear es cómo alcanzar simultáneamente varios objetivos. Y no hemos aprendido porque suele suceder que objetivos como competitividad, productividad, rentabilidad, sostenibilidad ambiental, seguridad alimentaria y nutricional, resiliencia y equidad social, en ocasiones entran en conflicto o hay “trade offs” entre ellos.  Sin embargo, estoy convencido que podemos encontrar el espacio donde todas esas variables confluyen para maximizar el bienestar humano, pero claramente estamos lejos de ello.

Sin duda, detrás del fracaso en lograr dichos objetivos múltiples están grandes distorsiones o males que hay que corregir: concentración de mercados y capitales, distribución inequitativa de los beneficios de la producción y el comercio, sobre explotación y degradación de los recursos naturales, inequidad en el acceso a los medios de vida, y muchos etc’s como dice Hernando.

En conclusión, muy de acuerdo en que en el foco debe estar en las personas y sus familias, y en lograr con eficiencia y eficacia objetivos múltiples que se podrían resumir como sostenibilidad social, sostenibilidad ambiental y crecimiento económico. Además, esta crisis nos enseña que todo el sistema debe estar apoyado en principios sólidos de solidaridad, diversificación, equidad, reglas claras, colaboración, justicia, respeto a la diversidad, etc.  ¿Por qué es tan difícil logarlo? Porque las personas son consumidores, productores, políticos, inversionistas, madres, hijos, niños, niñas, jóvenes, militares, hombres, mujeres, dictadores, comerciantes, sicólogos, enfermos, doctores, etc., etc., etc., con intereses y condiciones económicas y sociales muy diversas.  

Finalmente, esta crisis pone en evidencia la urgencia de un sistema de gobernanza para la sociedad como un todo que,  por un lado, ayude a la coordinación de esfuerzos y gestión de recursos  físicos y humanos, para el logro de los objetivos y metas propuestas, sin dejar a nadie atrás, que es el principio básico de la agenda 2030  y, por otro lado, tengamos un sistema integral de gestión de riesgos, que pueda anticipar amenazas y reducir la exposición y vulnerabilidad de la población a riesgos de desastre como el que vivimos ahora, más otros que nos hemos negado a aceptar (Camilo Navarro escribe un Blog muy interesante sobre esto).       

Marisela Benavides de la Puente
Dom, 19/04/2020 - 14:22

Hernando gracias por tu blog, la lista de lo pendiente y de las nuevas prioridades listadas en tu blog, nos da un marco muy importante de reflexión.

Yo empezaré con aquello que me ha preocupado más en este último mes.
En el caso del Perú, siempre tuvimos el foco en el impulso de la pequeña agricultura familiar como base de la superación de la pobreza.

Sin embargo, el COVID nos ha puesto al frente las grandes necesidades no atendidas por los últimos gobiernos: los servicios de salud rural, la educación rural, el no tener gobiernos regionales y municipales eficientes y efectivos.

Hoy vemos con tristeza que todo aquello que no enfrentamos a tiempo generan un terrible efecto en las regiones y en las familias rurales. El desarrollo territorial, se nos presenta como una necesidad imperiosa para fortalecer las capacidades de las zonas rurales.

Como políticas de corto plazo requerimos fortalecer los sistemas de salud rurales, el impulso a la educación rural y tener un marco legal que permita una gobernanza eficiente y efectiva en las regiones. Esto debe sumarse al trabajo continuo de fortalecer las capacidades de los productores y productoras del campo para la producción, gestión y comercialización de sus productos.

En lo inmediato se nos presentan como grandes desafíos: la organización de los productores, nuevas formas de comercialización y expendio de productos, junto a ello los temas de sanidad, la inocuidad, y la trazabilidad de los productos.

Este es un primer comentario, seguimos conversando.

Silvana Vallejo
Dom, 19/04/2020 - 16:32

Estimado Hernando ya sabíamos que en estos momentos más difíciles podíamos contar con tus iniciativas, gracias por compartir tu blog. Sin duda, son momentos que nos anima a repensar en otras estrategias y a valorar lo caminado, aunque tengamos que cambiar el rumbo. Esta crisis sirvió para evidenciar y poner una prueba de fuego a las buenas y malas políticas, aquellas que resisten la crisis y aquellas que no son capaces de resistir e incluso empeorar la situación. Desarrollo local muy importante pero resulta bueno considerar cómo hacer de esta estrategia algo más sostenible, que no sean economías que vivan del día a día y con capacidad de enlazarse a logísticas de gran escala capaces de llegar a la casa del ciudadano urbano.

Hernando Riveros
Dom, 19/04/2020 - 22:43

Estimadas Marisela y Silvana, que bueno contar acá con sus atinados comentarios, sustentados en la experiencia de años enfrentando y buscando soluciones a temas inherentes al desarrollo. Las preguntas que plantean corresponden a aspectos que a pesar de no ser nuevos se convierten en vigentes. Pensemos que, a pesar de todo, hoy tenemos una institucionalidad pública, privada y de la sociedad civil, más sólida que la de años atrás, a pesar de la politiquería y de las malas prácticas de los que ha denigrado el nombre de la política. Ojalá que el resultado que perdure de esta crisis sea el haber vuelto a diferenciar entre lo importante y lo sustancial. Que increíble que haya un acuerdo, en prácticamente todos los países, y en diferentes estratos de la sociedad, acerca del carácter esencial de la agricultura, que de manera más integral debería ser lo esencial del medio rural. Esa es la gran oportunidad que tenemos que aprovechar para incidir en que las medidas de política, más allá de la urgencia de la emergencia, se plantee para lograr cambios que permitan resistir de mejor forma, con menos muertos, con menos enfermos, con menos desempleados, con menos productores empobrecidos, con menos empresarios y emprendedores quebrados. Termino con una frase del físico y escritor italiano Paolo Giordano (autor de El Contagio), que me ha inspirado en las últimas semanas “No tengo miedo de caer enfermo, tengo miedo de que todo pueda cambiar, que todo se derrumbe. Pero lo que más temo es que el miedo pase en vano, sin dejar ningún cambio tras de sí”.

Maritza Canales
Lun, 20/04/2020 - 17:41

Excelente análisis Hernando y me sumo a los aportes de los comentarios anteriores. Ciertamente las circunstancias actuales dejan ver con mayor notoriedad las brechas y limitaciones existentes en el sistema agroalimentario, a pesar de los tantos esfuerzos del sector público, privado y de cooperación. No olvidemos que ante los cambios a futuro, los procesos de digitalización cobran aún mayor relevancia, invitándonos a incorporar ineludiblemente estrategias que se sostengan bajo nuevos modelos de negocio virtuales o remotos; en donde aún tenemos muchas más limitaciones de infraestructura (conectividad). De otro lado, el rol de la mujer campesina, como madre, empresaria, lideresas comunitarias y muchas veces único sostén económico de la familia enfrenta también nuevos desafíos como principales cuidadoras en los hogares, asumiendo una mayor carga; por tanto, resulta también imprescindible considerar el enfoque de género en las estrategias de fomento post Covid

Augusto Medelius
Lun, 20/04/2020 - 19:19

Sobre el Blog de Hernando: El punto sobre la logística es bueno, válido y responde a temas actuales. Acá en los Estados Unidos hay una dinámica interesante y no muy alentadora, en la cual las haciendas están desechando alimentos (leche, huevos, vegetales, etc.) mientras que gente impactada por la crisis, muchos de ellos desempleados y sin recursos, hacen colas para tratar de conseguir alimentos gratis.

El asunto es que algunos segmentos del mercado tales como restaurantes, hoteles y escuelas han parado su demanda, y productos que se habían preparado para ellos (por ejemplo: cajas con 100 huevos) no son idóneos para el consumidor directo o para los supermercados y otras tiendas similares que sirven a dichos consumidores.

En resumen: existe el producto básico, hay la necesidad y demanda del consumidor, pero falta la cadena de suministro y el empaquetamiento adecuado para la dimensión del mercado objetivo. Debería haber una solución mejor que meramente “desechar el producto” porque su dimensión actual no es idónea.

Un líder energético, con creatividad y habilidad de planear la logística, y luego ejecutar apropiadamente podría resolver esto. Pero lamentablemente, esta cualidad no se ha visto a nivel del gobierno actual.

Daniel Rodríguez Azcárate
Jue, 23/04/2020 - 18:37

Interesante artículo y los varios aportes Hernando . En paises como Perú la reacción de las políticas de emergencia ante el Covid 19 se centraron desde un comienzo en la población urbana sin duda por haber sido la mas afectada . Pero se descuida la población rural, muchas veces con menos accesibilidad y menos posibilidad de atención sanitaria que además coincide en ser la principal proveedora de alimentos en la mesa de las familas urbanas.

Interesante también el punto de ver en esta crisis de la pandemia una oportunidad para valorar mas los sistemas de producción de los los pequeños productores y fortalecer sus capacidades.
El tema del cambio de las tendencias del mercado es sin duda de mucho interés . Por el lado de la demanda de las familias urbanas dependiendo de su capacidad adquisitiva priorizará mas alimentos certificados orgánicos o de producción llamada comunmente " mas limpia" o orgánica por default para reforzar su sistema inmunologico frente a amenzazas como la actual pandemia.

Ojala sea tambien una oportunidad para que el Estado se focalize también en este tipo de agricultures que son los que nos alimentan. Una futura ruptura en esta cadena alimentaria sería de un impacto tremendo.

Joaquin Arias
Jue, 23/04/2020 - 18:43

En respuesta a por Invitado (no verificado)

Estimado Daniel, cuanto tiempo y que gusto haberte traído a esta palestra. Me llamó mucho la atención de tu proyección que habrá más demanda por productos orgánicos y por producción limpia. Qué bueno sería comprobar esta hipótesis o ¿tienes ya tienes algunos datos?

Hernando Riveros
Sáb, 25/04/2020 - 11:41

Hola Daniel, gracias por tus comentarios.

Como sabes, prefiero ver el vaso medio lleno. Es cierto que se dio prioridad a la población urbana en las etapas iniciales de contención de la pandemia, que era donde saltaron los brotes y los mayores riesgos de propagación. También los primeros instrumentos de auxilio económico a las mipyme fueron más pensadas en las urbanas (como siempre ha sido el sesgo de esas políticas=. Pero, en Perú, y otros países, ya hay en marcha instrumentos que tienen en foco a los pobladores y productores rurales, y se preparan más. El caso de las intervenciones del gobierno peruano han sido bien comentadas en general por los analistas internacionales. No se si acá se pueden adjuntar archivos. Si no encuentro, voy a enviar a tu correo uno reciente sobre esto. Que bueno tener la oportunidad de tener estos intercambios.

German Masís
Mar, 28/04/2020 - 20:49

Muy interesantes y atinados los aspectos planteados por Hernando en su articulo; en efecto aunque el covid-19 es un fenómeno coyuntural, sus efectos se inscriben en el sistema agroalimentario internacional, conformado por el ámbito agroexportador dominado por las empresas transnacionales de alimentos que suplen a las grandes cadenas de supermercados y por el ámbito de producción para el mercado en el que interviene la pequeña producción agroalimentaria y la micro empresa agroindustrial al que estan ligados lo que Hernando llama los eslabones más pobres de la cadena,. A este sector se dirigen los grandes desafíos señalados como las alternativas de producción y comercio, entre las que se encuentran las cadenas cortas de comercio y la revalorización de los productos con identidad territorial, a los que se agrega ahora el comercio virtual y el comercio urbano express de productos agroalimentarios. Como en los demás países, en Costa Rica se proyecta que los efectos socioecómicos de la pandemia sobre la pequeña producción agroalimentaria van a serseveros, por lo que es necesario analizar tanto los efectos como las estrategias de solución que los productores y microempresarios están impulsando para recomponer su papel en los sistemas de producción y en el comercio agroalimentario. Este sector seguirá siendo fundamental para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria de los países, por lo que resulta oportuno dar seguimiento al apoyo que podrá obtener de la institucionalidad agropecuaria de cada país luego de la pandemia.

Hernando Riveros
Sáb, 02/05/2020 - 08:34

Gracias German por el comentario. Estamos en un momento único para lograr un reconocimiento real y concreto del estratégico papel, no hemos hablado en este intercambio de papeles como la preservación y enriquecimiento de paisajes y culturas, ni de la ocupación, pacífica y sostenible, por parte de las agriculturas familiares. Es el momento de que ese reconocimiento, palpable en la crisis, se refleje en políticas, las que en la mayoría de los países existen, que se apliquen mediante su reglamentación, la asignación de presupuestos y el fortalecimiento operativo de la institucionalidad a cargo.

Marvin Blanco
Mié, 15/07/2020 - 11:44

Quisiera agregar a la interesante discusión que ha motivado el blog de Hernando, el tema del emprendimiento. La pandemia ha obligado a muchas personas que perdieron sus empleos o que han visto limitada su actividad comercial a reinventarse y a emprender, algunos desde cero y otros a partir de su experiencia productiva previa. Así, encontramos desde los que están aprovechando la gran demanda de mascarillas y caretas, hasta los que han encontrado en la entrega a domicilio de frutas, verduras, quesos, comidas y hasta flores, una oportunidad para expander o abrir un nuevo negocio. Muchos de esos nuevos emprendimientos seguramente llegaron para quedarse, para convertirse en el sustento económico de muchas familias, así que este es un tema que debe ser abordado e incluido entre las acciones a apoyar o fortalecer por las instituciones públicas y privadas. Los nuevos emprendedores requieren de apoyos en distintas áreas, desde lo productivo hasta lo comercial, pasando por los aspectos legales y financieros. Pero, especialmente requieren mucha flexibilidad y trato diferenciado en cuanto a los requisitos para operar y la carga tributaria. Esperamos que pronto vengan muchos programas y acciones específicas para fomentar el desarrollo de este sector.