Gracias a las manifestaciones de Mónica, Alberto y Marcelo.
Voy a detenerme rápidamente en la reflexión de Marcelo, quien siempre es un activo y valioso interlocutor en estos espacios y con quien siempre se aprende, más si no se está de acuerdo con su opinión. En este caso concuerdo plenamente en que la nueva visión a impulsar es la de colocar como objeto central del sistema a las personas (disponibilidad, acceso al alimento y su aprovechamiento y satisfacción, ... por parte del consumidor; bienestar, seguridad, pago justo al trabajador, ..., ; utilidades de los inversionistas a lo largo de la cadena; bienestar del productor y su familia, vida digna, participación equitativa en la formación del precio final de los productos, ... por parte de los y las agricultore(a)s y un largo etc, etc, etc, ) frente a indicadores de su comportamiento (participación en las exportaciones totales, participación en los mercados, generación de divisas, participación en la formación del PBI, rendimientos de la inversión, productividad de los factores de producción, ...y otro largo etc, etc, etc).
Una nueva situación que nos coloca la presencia del COVID 10 en el sistema agroalimentario, es relacionado con los puntos de distribución y comercialización, mencionados por Marcelo. En los análisis sectoriales predominantes, desde hace 30 años o más en la América Latina, se enfatiza en la evolución, crecimiento y preponderancia de grandes actores como las cadenas de supermercados, señalando su éxito con base en la proporción de productos que se comercializan por estos canales, que puede ser el 30, el 50 o el 70% del total; hoy con las restricciones en circulación y la distancia mínima social, las peligrosas aglomeraciones no se han dado en ese canal y todos las alertas están puestas en las plazas de mercados. Resulta que allí se venden menos productos, pero acuden más personas y con mas frecuencia, así que las exigencias de buenas prácticas, higiene e inocuidad resultan más críticas, en donde menos se han exigido, apoyado, fomentado.
EFECTIVIDAD Y EFICIENCIA: PERSONAS O PROCESOS/ACTIVIDADES
Gracias a las manifestaciones de Mónica, Alberto y Marcelo.
Voy a detenerme rápidamente en la reflexión de Marcelo, quien siempre es un activo y valioso interlocutor en estos espacios y con quien siempre se aprende, más si no se está de acuerdo con su opinión. En este caso concuerdo plenamente en que la nueva visión a impulsar es la de colocar como objeto central del sistema a las personas (disponibilidad, acceso al alimento y su aprovechamiento y satisfacción, ... por parte del consumidor; bienestar, seguridad, pago justo al trabajador, ..., ; utilidades de los inversionistas a lo largo de la cadena; bienestar del productor y su familia, vida digna, participación equitativa en la formación del precio final de los productos, ... por parte de los y las agricultore(a)s y un largo etc, etc, etc, ) frente a indicadores de su comportamiento (participación en las exportaciones totales, participación en los mercados, generación de divisas, participación en la formación del PBI, rendimientos de la inversión, productividad de los factores de producción, ...y otro largo etc, etc, etc).
Una nueva situación que nos coloca la presencia del COVID 10 en el sistema agroalimentario, es relacionado con los puntos de distribución y comercialización, mencionados por Marcelo. En los análisis sectoriales predominantes, desde hace 30 años o más en la América Latina, se enfatiza en la evolución, crecimiento y preponderancia de grandes actores como las cadenas de supermercados, señalando su éxito con base en la proporción de productos que se comercializan por estos canales, que puede ser el 30, el 50 o el 70% del total; hoy con las restricciones en circulación y la distancia mínima social, las peligrosas aglomeraciones no se han dado en ese canal y todos las alertas están puestas en las plazas de mercados. Resulta que allí se venden menos productos, pero acuden más personas y con mas frecuencia, así que las exigencias de buenas prácticas, higiene e inocuidad resultan más críticas, en donde menos se han exigido, apoyado, fomentado.