Haciendo un balance a seis meses de COVID: ¿Cómo puede el comercio ayudar a reconstruir mejor?

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Han pasado más de seis meses desde que la OMS declaró la pandemia a nivel mundial por COVID-19. Además del enorme costo en vidas humanas, la economía mundial está siendo empujada a la peor recesión en décadas. El tiempo transcurrido nos permite evaluar mejor el impacto económico y comercial en diferentes regiones y sectores, y reflexionar sobre cómo reconstruir de forma resiliente y sostenible.

“La crisis causada por el COVID-19 ha detenido −e incluso revertido− muchos de los avances logrados hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.”

Las proyecciones más recientes del FMI apuntan a que la economía mundial se contraerá en un 4,4% en 2020. Entre las regiones en desarrollo, América Latina y el Caribe será la más afectada, con una caída de la producción del 8,1%. Si bien los países desarrollados también experimentarán una dramática recesión (en promedio -5,8%), se espera que el mayor daño económico y social se produzca en el mundo en desarrollo, donde entre 90 y 120 millones de personas se verían empujadas a la pobreza extrema

La crisis causada por el COVID-19 ha detenido −e incluso revertido− muchos de los avances logrados hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De hecho, el PNUD estima que este año el desarrollo humano mundial podría disminuir por primera vez desde 1990, cuando se introdujo y midió por primera vez este concepto.

Si bien el comercio mundial también tuvo una fuerte disminución en el primer semestre de 2020, parece que el peor escenario previsto a principios de este año no se materializará. El comercio agrícola, en particular, ha demostrado ser sorprendentemente resiliente: si bien algunos sectores sufrieron como consecuencia de las dificultades enfrentadas (tales como los “cuellos de botella” en la cadena logística), las exportaciones agrícolas mundiales incluso aumentaron en los primeros meses del año. Además, si bien varios países respondieron inicialmente prohibiendo o restringiendo sus exportaciones de productos alimenticios, la mayoría de esas medidas fue levantada poco tiempo después. La FAO también prevé que la producción mundial de alimentos básicos aumente y que las existencias se mantengan en niveles elevados. 

Parece que el mundo logró evitar la tan temida amenaza de una crisis alimentaria mundial, como ocurrió en 2007-2008. Sin embargo, si bien COVID-19 no ha tenido un impacto tan fuerte como se esperaba sobre la disponibilidad, la recesión económica resultante amenaza con limitar el acceso a los alimentos para muchas personas. De hecho, el director del Programa Mundial de Alimentos advirtió a finales de julio acerca del aumento del hambre y la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, y el IICA determinó que varios países de la región presentan una elevada vulnerabilidad alimentaria.  

“Si bien COVID-19 no ha tenido un impacto tan fuerte como se esperaba sobre la disponibilidad de alimentos, la recesión económica resultante amenaza con limitar el acceso a los alimentos para muchas personas.”

A medida que los gobiernos intensifican los esfuerzos para ayudar a sus poblaciones y reconstruir sus economías, aumentan también los llamados a que estos esfuerzos promuevan una recuperación sostenible. Y el comercio puede desempeñar un papel importante para ayudar a lograr este objetivo. La experiencia de estos seis meses ha demostrado que mantener los mercados abiertos es crucial para que los países tengan acceso a los alimentos y a importantes suministros médicos. La política comercial también puede ser una herramienta importante para promover el desarrollo sostenible. Para ello, necesita reglas multilaterales favorables. 

Hay dos acciones que la comunidad comercial mundial podría tomar en los próximos meses para apoyar una recuperación sostenible

1. Concluir lo antes posible las negociaciones para disciplinar los subsidios a la pesca: el freno a estas subvenciones perjudiciales permitiría alcanzar la meta 14.6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y contribuiría a asegurar la sostenibilidad de los recursos marinos mundiales. El hecho de que los miembros de la OMC hayan iniciado negociaciones basadas en textos en esta esfera es muy positivo.

2. Acordar en la próxima Conferencia Ministerial de la OMC medidas concretas para reformar el comercio agrícola: tras una pausa de varios meses, el 25 de septiembre los miembros de la OMC también reanudaron las negociaciones sobre la agricultura. Un resultado en esta área contribuiría al logro del ODS 2 y sus metas específicas, entre ellas la de asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos.

“La política comercial también puede ser una herramienta importante para promover el desarrollo sostenible. Para ello, necesita reglas multilaterales favorables.”

Muchos gobiernos han respondido a la crisis de COVID-19 con importantes paquetes de apoyo al sector agrícola. Si bien es de vital importancia proteger los medios de subsistencia de los agricultores y asegurar que sigan produciendo alimentos, también es importante evitar un aumento de las políticas que distorsionan los mercados mundiales o dañan el medio ambiente. Según la OCDE, gran parte de las políticas de apoyo que los países aplican actualmente son del tipo que más distorsiona el comercio, y también exacerban el impacto ambiental de la agricultura. Un acuerdo para reducir las ayudas causantes de distorsión del comercio permitiría liberar recursos para inversiones más eficientes que pueden contribuir a que el sistema alimentario mundial sea más resiilente, sostenible y productivo. 

“La experiencia nos ha demostrado que las prohibiciones y restricciones a las exportaciones pueden amenazar la seguridad alimentaria mundial. El establecimiento en la OMC de reglas más claras y estrictas sobre las restricciones a la exportación podría ayudar a evitar que esto suceda.”

La experiencia también nos ha demostrado que las prohibiciones y restricciones a las exportaciones pueden amenazar la seguridad alimentaria mundial. Si bien las medidas aplicadas como respuesta al COVID-19 no alcanzaron las proporciones de 2007-2008 ni provocaron una crisis alimentaria mundial, ello no significa que esto no pueda ocurrir en el futuro en el contexto de otra crisis. El establecimiento en la OMC de reglas más claras y estrictas sobre las restricciones a la exportación podría ayudar a evitar que esto suceda.


Una versión anterior de este artículo salió publicado en https://login.mailingwork.de/-viewonline2/1593/8221/1977/SZcQvNla/jOMcXBYaco/1

 

Adriana GarcíaAdriana García Vargas es economista, consultora e investigadora independiente especializada en comercio internacional. Actualmente trabaja en Frankfurt, Alemania desde donde apoya la Agencia Alemana para Cooperación Internacional (GIZ) y se desempeña como tutora del curso de Gestión del Riesgo Financiero en la Escuela de Frankfurt para las Finanzas y la Administración.

 

Nota: Las opiniones expresadas en este blog son responsabilidad de la autora y no reflejan necesariamente la opinión del IICA.

 

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