La bioeconomía ha surgido como un nuevo paradigma técnico-productivo que, a partir de recursos, procesos e insumos de base biológica, permite responder a la creciente demanda de alimentos, fibras y energía, a la vez que apoya la mitigación de los impactos negativos en el medio ambiente y los recursos naturales e impulsa los procesos de desarrollo local mediante la generación de nuevas fuentes de empleo e ingreso.
La formulación de políticas públicas, marcos normativos y estrategias a distintos niveles estaduales, son claves para extender el horizonte de desarrollo de la bioconomía, teníendo presente que gran parte de sus actividades y procesos productivos corresponden a productos y mercados nacientes.
“Para la articulación bioeconómica de acciones públicas y privadas resulta fundamental contar con estadísticas fiables que orienten y demuestren la rentabilidad económica y social de la asignación de recursos, a fin de efectuar una adecuada toma de decisiones.” |
Para la articulación bioeconómica de acciones públicas y privadas resulta fundamental contar con estadísticas fiables que orienten y demuestren la rentabilidad económica y social de la asignación de recursos, a fin de efectuar una adecuada toma de decisiones.
Debido a sus encadenamientos con el resto de la economía, las actividades de base biológica tienen una participación primordial en la producción, la generación de divisas y el empleo y, por lo tanto, pueden contribuir de manera notable a la creación de nuevas oportunidades productivas en áreas regionales, competitividad y dinamismo de las exportaciones, reducción de la pobreza y una mayor equidad en la distribución del ingreso.
La medición de la bioeconomía implica grandes retos. En primer lugar, exige realizar un corte transversal por productos y actividades no necesariamente compatible con el sistema de clasificación tradicional del producto interno bruto (PIB), del comercio exterior y de las encuestas a hogares. Los clasificadores tradicionales de la actividad económica (la Clasificación Industrial Internacional Uniforme [CIIU], la Clasificación Industrial General de Actividades Económicas de las Comunidades Europeas [NACE] y la Clasificación Central de Productos [CCP]) no se diseñaron para ordenar por clases la industria de base biológica, sino con la lógica de que las unidades productoras se agrupan según la similitud de sus procesos productivos.
En segundo lugar, las matrices insumo-producto tradicionales generalmente no distinguen ni agrupan a los productos e insumos de base biológica en una misma rama de actividad económica, ni tampoco al conjunto de servicios agropecuarios, industriales y de inversión requeridos por estas actividades. Esta limitación conceptual en las estadísticas tradicionales industriales, agropecuarias y de servicios, exige una readecuación de conceptos, procedimientos y operaciones estadísticas que debe ser complementada con un relevamiento continuo y exhaustivo de las inversiones y actividades comprendidas en la bioeconomía, considerando su alto dinamismo y complejidad.
“Teniendo presente la importancia de contar con estadísticas robustas, el IICA ha desarrollado una Cuenta Satélite de la Bioeconomía para Uruguay. Este enfoque permite la adaptación conceptual, metodológica y estadística en la definición y la medición del sector de la bioeconomía” |
Teniendo presente la importancia de contar con estadísticas robustas, el IICA ha desarrollado una Cuenta Satélite de la Bioeconomía para Uruguay. Este enfoque permite la adaptación conceptual, metodológica y estadística en la definición y la medición del sector de la bioeconomía, que requiere un corte transversal en todos los sectores de la economía para identificar y sumar el valor agregado de los productos y/o las actividades de base biológica en cada rama de la producción.
Entre los principales resultados de “Haciendo visible la Bioeconomía. Guía metodológica para la estimación de la cuenta satélite de la bioeconomía en América Latina y el Caribe: el caso de Uruguay” se pueden destacar que:
- La bioeconomía representa el 14,2% del PIB de Uruguay, casi logrando triplicar la participación del sector primario en la economía
- Las exportaciones muestran una clara competitividad de la bioeconomía en el país, dado que estas tienen un coeficiente de exportación del 45.9 %, representando el 42.6% de las exportaciones totales, mientras que la economía uruguaya presenta un coeficiente de exportaciones/PIB de solo 28 %.
- La bioeconomía genera el 17,7% de los empleos de la economía, siendo un sector más intensivo en trabajo que la media de la economía.
Tomando en cuenta la importante base de biomasa y una cada vez más desarrollada base tecnológica y de innovación en los países agrícolas, la elaboración de Cuentas Satélites para la Bioeconomía constituye una herramienta fundamental, no solo para analizar su estructura actual, sino también para identificar sus potencialidades a través de una política de desarrollo productivo que permita una mayor equidad regional y social.
Agustín Torroba es Magister en Energías, especialista Internacional en Biocombustibles, Programa de Bioeconomía y Desarrollo Productivo del IICA.
Ariel Coremberg es Phd Economics, Director del Centro de Estudios de la Productividad, Coordinador del proyecto ARKLEMS+LAND y Profesor en la UBA, UDESA, UCEMA, entre otras.
Nota: Las opiniones expresadas en este blog son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente la opinión del IICA.
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