La voz de Iberoamérica en el G20

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Nota del Editor: Publicamos el siguiente artículo de Jorge Argüello por su relevancia para los sistemas agroalimentarios de América Latina y el Caribe, al referirse a los resultados de la Cumbre Iberoamericana que finalizó con una Declaración, un Compromiso sobre Innovación para el Desarrollo Sostenible, un Plan de Acción y la aprobación de 16 comunicados especiales. Todos ellos articulan soluciones concretas para la recuperación de la región en los ámbitos sanitario, social y económico.

“Argentina promovió en la Cumbre Iberoamericana un llamado a los organismos financieros internacionales para que una financiación más flexible facilite el acceso a las vacunas de los países de la región”

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La reciente Cumbre Iberoamericana no escapó a la virtualidad a la que nos obliga cada día esta pandemia, y mucho menos a tratar sus enormes consecuencias en la región, una de las más golpeadas por el COVID-19 y urgida de una respuesta financiera y sanitaria en la que las instancias multilaterales, desde el G20 al FMI, pueden jugar un rol decisivo.

A lo largo de tres décadas, desde aquel primer encuentro en Guadalajara en julio de 1991, los Jefes de Estado y de Gobierno de las 22 naciones que integran la comunidad iberoamericana se reúnen, cada dos años, para reflexionar y dialogar sobre cuestiones de interés común. 

Este encuentro iberoamericano sigue siendo un punto de referencia privilegiado para plantear iniciativas, desarrollar programas y acciones en los más diversos ámbitos de cooperación. Y, además, un recurso para unir las voces en los foros globales. 

Con esa perspectiva, Argentina y España promovieron un llamado al G20 y a las instituciones financieras multilaterales para que consideren vías e instrumentos de financiación más flexibles y que aseguren un justo y oportuno acceso a las vacunas. Esto permitiría a la región afrontar la pandemia y retomar un camino de desarrollo sostenible e inclusivo. 

La Cumbre acordó así una Declaración, un Compromiso sobre Innovación para el Desarrollo Sostenible, un Plan de Acción y aprobó 16 comunicados especiales. Todos ellos articulan soluciones concretas para la recuperación de la región en los ámbitos sanitario, social y económico.

En particular, los líderes iberoamericanos abogaron unánimemente por lograr la distribución universal, equitativa y asequible a las vacunas, a través de la alianza COVAX, bajo el auspicio de la OMS y otras organizaciones multilaterales: un paso ineludible hacia una recuperación integral, y sin dejar a nadie atrás.

Hasta hoy, el panorama es muy distinto. Los países con mayores ingresos (mil millones de personas) han conseguido más de cuatro dosis de vacunas por habitante; mientras tanto, los emergentes (cinco mil millones) solo se las aseguraron a menos de un quinto de su población. En otros términos, los intereses financieros están prevaleciendo sobre la salud pública.

De persistir, esa situación no hará más que postergar la salida de esta pandemia y sus devastadores efectos sanitarios, sociales y económicos se prolongarán aún más. Y como muchos vaticinan, podrían conducir a toda la región al temido riesgo de enfrentar los costos de una nueva “década perdida”, como la de los años ochenta. 

Cuando estalló la pandemia, los gobiernos de la región respondieron con confinamientos y estímulos económicos. Pero, inevitablemente, la eficacia de esas medidas fue limitada, por varios factores reconocibles que conspiraron inexorablemente: una elevada densidad de la población urbana, las grandes economías informales que dificultan el distanciamiento social, los problemas de desigualdad estructural y las limitaciones financieras más exacerbadas que en los países ricos. 

Esta crisis ha golpeado de forma desigual a las personas y a los países, según sus espacios fiscales y la capacidad de respuesta de los sistemas de salud. Ello tuvo impactos diversos y sensibles: redes de seguridad social y sanitarias más vulnerables; menores ayudas a los y las trabajadoras y a las empresas, en particular a las micro, pequeñas y medianas empresas; mayor inseguridad alimentaria. En suma, altos índices de pobreza y disparidad en regiones emergentes como la nuestra. 

Iberoamérica es una región mayoritariamente integrada por países de “renta media” y, como ocurrió en la gran crisis de 2008, quedó fuera de las medidas extraordinarias de financiación y alivio que el G20 dispuso entonces para los países más pobres. 

De ahí que Argentina, en conjunto con España, promueva la creación de un nuevo instrumento para utilizar la disponibilidad financiera generada por una nueva asignación de los Derechos Especiales de Giro en el FMI. Ese instrumento permitiría destinar fondos a la recuperación y respuesta a la pandemia, pero también a inversiones que promuevan un desarrollo inclusivo y sostenible.

Este mes, los ministros de Finanzas del G20 aprobaron la emisión de 650 mil millones de dólares en derechos especiales de giro, el activo de reserva del FMI. Cerca de dos quintas partes serán absorbidos por las reservas de los países en desarrollo.

“Argentina, en conjunto con España, promovieron  la creación de un nuevo instrumento para utilizar la disponibilidad financiera generada por una nueva asignación de los Derechos Especiales de Giro en el FMI.”

Sin embargo, aún queda por resolver cómo se prestarían o donarían aquellos fondos no utilizados, en particular los correspondientes a los países desarrollados y China. Precisamente, podrían destinarse a fortalecer a los países de ingresos bajos y de ingresos medios.

Hay que reconocerle al G20 la rapidez de su respuesta cuando hace un año, en abril de 2020, aprobó la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI), que permitió a los 73 países de bajos ingresos pedir una reestructuración de deuda. 

No obstante, esa medida no abarcó a los países de ingresos medios con alta vulnerabilidad. Tampoco promovió nuevos horizontes de pago y tasas más flexibles, ni una consideración de riesgo crediticio adaptada a las actuales circunstancias. 

En los últimos meses se han logrado importantes avances en la cooperación financiera internacional. Pero queda mucho por hacer, en particular para apoyar a los países de ingresos medios, donde vive el 80 por ciento de los 124 millones de personas que, según el Banco Mundial, pueden haber caído en la pobreza extrema en 2020. Como señaló el presidente Alberto Fernández, una “recuperación” que excluya a los países emergentes y de renta media no merecerá tal nombre.

“ queda mucho por hacer, en particular para apoyar a los países de ingresos medios, donde vive el 80 por ciento de los 124 millones de personas que, según el Banco Mundial, pueden haber caído en la pobreza extrema en 2020.”

El G20, como foro global de cooperación internacional, debe prestar atención a la situación de nuestra región. Sin ella, el mundo no será capaz de iniciar un camino de reconstrucción post pandemia auténticamente sostenible, integral e inclusivo.

Jorge Arguello

 

Jorge Argüello, Embajador de la República Argentina en Estados Unidos. Sherpa argentino en el G20.

 

 


Artículo publicado el 25/04/2021 en Perfil y en embajadaabierta.org.
 

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